La vela negra.

Un buen escritor, tiene que tener constancia en sus apuntes. Sí, eso se dice, pero hay días que es mejor no haber descrito nada.

El silencio puede ser poderoso en éstos casos, cuándo verás, si callas un dolor actual, más tarde puede que transmitirlo no te provoque ningún derrumbamiento. Claro que, puede.
También es cierto que para llegar a tiempo, para salvar tu alma y no ahogarte, debes ser valiente soltándolo todo en el momento justo.

Mi capacidad por saber si llego a decir mis sentimientos en el momento exacto, creo que se ha esparcido, por eso, el sentido de mi existencia desaparece o da vueltas hasta tener náuseas; como cuándo te enamoras.
Y cuándo frena todo el frenesí, te preguntas para qué estás donde estás, para qué tienes que explicar cómo una vida podría ser salvada. Ya nadie quiere salvar a nadie, todos se enamoran de la ruina.

Una historia dolorosa que está sucediendo en el presente y aún puede ser acariciada por nuestras manos para convertirla en algo mejor, se mira con resignación; como a un cuadro estático ya vaticinado.

No todo el mundo quiere vivir dentro del témpano, y el Sol está tierno. Y sí, es una indirecta para que dejéis de intentar matar a personas a cuchillazos de hielo.

Quizá para derretir cualquier arma destructiva, tenga que ser constante en mis apuntes... .

Texto escrito por: Ainoa Rodríguez Bravo