La vela negra.

Cuando la noche cae y su sombra abandona su luz, se deja ser. 
Muchísimos recuerdos y palabras pasan por ella como un ataque; "lo que debió hacer y qué pudo decir."

Se da cuenta de que se trata de acertar en qué momento correcto das las respuestas que necesitan oír, y si se tarda, enseñan un reloj; "llegas tarde".

Eso significa que tiene que pasar su vida atormentada hasta el fin, porque sí, porque hay quién decide que pensó o se corrigió tan tarde que no podrá merecer oportunidades. Está quién cree que tiene derecho a dar lecciones disfrazándose de Karma, pero también es cierto; '¿quién es ella para pensar que eso puede ser un error?'.

Desde su cama, observa la nada oscura de su cuarto, una nada tan profunda que le hace pensar en lo que es la muerte. Quién da las oportunidades, quién termina con los sufrimientos angustiosos de las personas. Tal vez por eso no se nos permitiría recordar nada, si existe la oportunidad de renacer.

Abraza su piel desnuda imaginando lo que puede esperarle su futuro, sueña con ser de nuevo una niña, encontrar a muchas personas que ha amado y ya no están para sonreír incansablemente. Y mientras tanto, en esta vida ella seguirá perdonando las balas, por muy gordas, largas y duras que sean.

Puede que esa sea su pena, y a la vez el motivo de seguir queriendo aferrarse a alguna melodía que recordar, porque sabe que hay excepciones. Es muy posible que por eso consiga encontrarse positiva y en equilibrio.

Foto y texto escrito por: Ainoa Rodríguez Bravo