Mirar, traspasar y ver.

Si escribo lo que pienso, lo que ronda por mi cabeza, temo enredarme y perder mi calma. Sí quiero, no quiero, me encanta, me da miedo, es una locura, no, ni de ocurrencia.

¿Pero qué me pasa?. No me arrepiento de mis actos, en absoluto, es más, me encantan los recuerdos que éstos dejaron; pero eso es lo que me preocupa.

Fui como una niña, incapaz de expresarme, moverme, reaccionar, pensar para no encontrarme con consecuencias más tarde. Y olvídate de anestesias, tal cuál, dejé que me traspasase un desconocido. Dí confianza a borbotones.

Me pregunto una y otra vez, qué me hizo darlo todo. ¿Y qué es lo que me tratará de golpear ahora?.

Tal vez esté dándole demasiada importancia. Pero es que eso ya forma parte de mí, si no comprendo ''por qué'' correspondí a un desconocido, me vuelvo medio loca buscando respuestas. Ya no solo yo, éste lo mismo, me correspondió. Nos correspondimos, más bien. ¿Pero a qué estamos correspondiendo?. Esa respuesta es la que creo que ni quiero leer, ni pensar, pero aun así ahí está.

Tal vez sean las palabras, lo distinto que llegue a ser a mí y sospechar que en realidad no hay tanta distinción.

¿Será la forma de ser? o ¿su manía de hablar sin parar?. Qué vergüenza me da pensar en ésto. Venga ya, ¿por qué?. Qué tonta parezco o soy, ya quién sabe qué soy o qué me ocurre. Lo que yo decía, ya he perdido la calma por lo estúpida que me siento; y que aun así me guste ésta sensación.