¿Qué ocurre?.

Me encontraba en el instituto, dentro de una sala enorme. Allí estaban mis compañeras del año pasado junto con mi tutora. Quería que bailásemos, y eso hicimos.

La canción se repetía una y otra vez, el baile también. A mí nunca me salía bien; se reían de mí.

En un momento dado, la música deja de soronizar el lugar, dando lugar a unos gritos desgarradores.

Salí de la sala. Los alumnos, las personas, todos tenían un doble. Eran como gotas de agua exceptuando una diferencia; sus colmillos. Sus dobles mordían a su imagen, a su gemelo.

Yo corría, y en cuanto logré salir de aquel lugar, mi padre llegó con su coche verde de rayas blancas, es tan viejo ese cacharro.

-¡Papá!-. Grité aterrorizada. Realmente no lograba comprender nada.

Mi padre bajó de su automóvil rápidamente en cuanto me vió.

-¡Sube vamos!-. Me gritó desesperado. Probablemente por el miedo que sentía de que algun mutante de aquellos se me echase encima.

Mis piernas en el acto, se pusieron a correr y temblar a la misma vez; debía de llegar.

Allí apareció él. Caminaba serenamente, con su sonrisa torcida.

- ¡David! -. Me pensé dos veces si subir o no; quería cogerlo de su brazo y arrastrarlo hacia mí. En mi estómago, recuerdo haber sentido algo que baja, me relajó al instante en cuanto lo ví como si fuese un té calmante. Para mi suerte, él se percató del peligro y corrió hasta donde yo me encontraba. Subimos los dos al coche y mi padre arrancó.

Dentro, habría una caja de cartón. Yo y mi curiosidad, me dió por mirar. Había un bebé cubierto con una manta blanca. De esa manta, comenzó a brotar sangre y yo dí un respingo confundida.

- ¿Papá que le pasa?, ¿qué le pasa?-. Repetí provocando eco en mi mente. Una mujer pasó por delante del coche en cuanto pregunté aquello, gritanto como si hubiese perdido algo.

. . .

Desperté con ese grito invadiéndome, pensando que eran las 7:00am, como casi todos los días; para mi sorpresa solo eran las 2:00am.